Me importa una mierda los labios que quieras bordar!

Lo odio a él. Odio su forma de ser, sus palabras, sus andares, sus comentarios. Odio sus ojos, su boca; odio la manera que tiene para pasar de la gente, para ignorarla, para hacerle sentir una mierda. Odio cada paso que da, cada situación en la que se encuentra; odio su lugar preferido, sus canciones más escuchadas. Odio a su equipo de fútbol, odio a sus amigas, odio como se ríe, odio cada minuto de los que pasé con él. Odio cuando se cruza a mi lado. Odio todo lo que provoca en mi, cuando lo vuelvo a ver. Odio todo lo que hace, odio que se riera cuando cortamos, odio cuando me mira, se me ponga los pelos de punta. Odio las veces que estoy tranquila y vuelvo a pensar en él. Odio cuando pienso en él, en nuestros momentos, y el llanto acude a mis ojos. Odio cada sentimiento que provoca en mi y cada lágrima que derrame por él. En general, odio todo lo que tenga que ver con él, pero sobretodo odio verle y que me miré, que no aparte la vista de mi, que si no me quería, siga mirando como cuando lo hacia. Lo odio, más que a nada, pero aparte de odiarlo, lo amo y no he conseguido olvidarme de él.